Entonces dejó su trabajo en el banco de sangre y decidió liofilizar alimentos.

Para entonces, la liofilización se había utilizado en entornos militares durante varias décadas y había surgido como una tecnología eficaz de conservación de sangre, una alternativa a la congelación en fresco, lo que la hacía ampliamente utilizada por los bancos de sangre. A lo largo de los años de trabajo en la estación, Jerzy adquirió amplios conocimientos sobre la tecnología de liofilización y la construcción de liofilizadores.

Antes de dejar su trabajo, logró recomprar algunos liofilizadores viejos y comenzó a modificarlos para hacerlos aptos para secar alimentos frescos.

La edad de oro de la liofilización del plasma sanguíneo había quedado atrás y esta tecnología avanzada pero costosa estaba siendo reemplazada por alternativas más baratas. Mientras las estaciones de sangre se actualizaban con nuevos equipos, surgió la oportunidad de recuperar algunos de los liofilizadores a precios de chatarra.

La primera sede de la empresa estuvo ubicada en un gran gallinero.

La proximidad inmediata de las tierras de cultivo era importante, pero lo que más agradó al pragmático ingeniero fue el hecho de que el gallinero ya estaba allí = no es necesario construir una fábrica, sólo hay que equiparla.

El primer coche de reparto de la empresa fue el Fiat 126p, en el que sólo se dejaba el asiento del conductor para obtener el máximo espacio posible.

El coche fue fabricado en Polonia bajo licencia de la italiana Fiat. Debido a su bajo precio, probablemente fue el automóvil más popular en el país en los años 80. Su pequeñísimo tamaño le valió el sobrenombre de “Maluch” (“el pequeño”, “un niño pequeño”). El apodo se hizo tan popular que en 1997 el fabricante lo aceptó como nombre oficial del coche.

El primer producto ofrecido fueron cebolletas liofilizadas cortadas por todos los miembros de la familia y enviadas a los Países Bajos.

Una vez que las pruebas con cebollino resultaron exitosas, llegó el momento de las cebollas y los champiñones. La alta calidad de los productos acabados atrajo a nuevos clientes y quedó claro que la demanda pronto podría superar la capacidad de la empresa.ities.

Desde cebollinos liofilizados hasta complejas comidas de expedición.

A finales de los años 90, viajeros y montañeros polacos comenzaron a dirigirse a la empresa para pedir comida liofilizada después de haber probado este tipo de comida de expedición durante sus viajes al extranjero. Entre ellos se encontraban estrellas del montañismo polaco del Himalaya, como Krzysztof Wielicki. En los años siguientes, la empresa brindó estos servicios únicos a cambio de postales, fotografías e historias interesantes.

Aquí llega la segunda generación.

Con el paso de los años, la empresa creció, al igual que las dos hijas del ingeniero. Sin presiones ni expectativas, cada uno siguió su propio camino, aprendiendo y adquiriendo experiencia en campos completamente diferentes. Sin embargo, al final, la vibra, el enfoque empresarial y el potencial del trabajo de su padre les hicieron querer formar parte de la historia.

El eslabón perdido.

Laura y Wiola estaban llenas de ideas y energía, pero faltaba algo, o más bien alguien... alguien que pudiera completar el conjunto y darle la forma adecuada a estas ideas. Cuando conocieron a este chico, se hizo evidente que no había necesidad de buscar más. Se tomó la decisión y Przemek se unió al equipo.

Era 2010 y comenzamos nuestro viaje para convertirnos en LYOFOOD, como lo conoces hoy.

Perfeccionar recetas, mejorar el proceso de producción, rediseñar envases, mejorar equipos, luchar en el mercado, cometer errores, hacer amigos, tener suerte, divertirse... crecer.